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Fotos: Mónica Grimal
La palabra festival proviene de fiesta. Y eso es lo que vivimos el primer fin de semana de septiembre en el festival Vive Latino. Pero atención, no en el original de Ciudad de México, sino en su hermano pequeño que desde hace cuatro años cierra los veranos de la ciudad española de Zaragoza.
Al igual que en el Vive Latino mexicano, al festival hispano acuden artistas y grupos musicales de ambos lados del Atlántico y juntos invitan a una verdadera fiesta. Sin embargo, hemos descubierto que en realidad los grandes protagonistas no son esos músicos, sino las miles de personas que llenan hasta los topes el recinto situado a orillas del río Ebro.

Así lo confirma uno de los primeros grupos de amigos con los que conversamos nada más pasar el control de tickets y de seguridad donde se impide la entrada al recinto de objetos peligrosos y también de comida o bebida. Marta, voz cantante de esa pandilla, ya está eufórica a las 17,00 y nos cuenta: “hemos venido a divertirnos, ni siquiera sabemos muy bien quiénes actúan hoy, pero nos da igual. El año pasado vine con mi marido y alucinamos con el ambiente. Así que este año repetimos y venimos con otra pareja de amigos para pasar el finde”.
Marta y compañía no son los únicos que repiten. Conforme hablamos con otras personas, descubrimos que bastantes ya han estado en años anteriores. Por ejemplo Mario que nos dice que vino desde Madrid para la primera edición, la de 2022: “aquella vez iba a cantar Bunbury, pero al final se cayó del cartel y lo sustituyó Amaral. Fue un fiestón y estaba deseando venir otra vez. Y este año he podido cuadrar las vacaciones y también tener algo de pasta para disfrutarlo, porque la verdad es que aquí la diversión está garantizada pero desde luego se paga bien”.
Incluso los hay que conocen el Vive Latino original, el mexicano que lleva 25 años de conciertos y de hermandad musical transoceánica. Es el caso de la yucateca Nayeli, asidua del festival de CDMX y que cuando hablamos con ella a comienzos de la noche del sábado nos dice: “estuve ayer hasta más de las tres de la madrugada y fue muy padre. Estoy cansadísima de bailar, porque no paré, pero hoy no me podía perder el concierto de Maldita Vecindad y estoy esperando que actúen Molotov. Los vi en marzo en México y ahora los voy a ver aquí, a miles de kilómetros de casa”.

Nayeli no es la única visitante venida de lejos, durante las dos jornadas hemos hablado con más mexicanos, argentinos, ecuatorianos, colombianos, uruguayos… La gran mayoría de ellos residentes en España y que aprovechan la ocasión para viajar virtualmente a su tierra a través de la música y poder ver en directo a grupos venidos de allá. Algunos tan renombrados como Los Ángeles Azules o Cuarteto de Nos y otros en plena fase de crecimiento como Conociendo Rusia o Monsieur Periné.

“Para nosotros los españoles está súper bien conocer a esas bandas de lejos. Tengo muchas ganas de ver a los mexicanos Son Rompe Pera, porque tienen pinta de ser la caña”, nos confiesa Javi con una cerveza en la mano. “No sé cuántas he bebido ya, hemos venido los colegas a disfrutar y esto está de p.m. Adiós, igual nos vemos más tarde”. Y se despide de nosotros para no perder a su grupo de amigos, aunque sería complicado que se extravíe porque todos ellos van uniformados con unas camisas con un estampado tan imposible como estridente.
Es una de las notas comunes entre las miles de personas que llegan al festival zaragozano. Muchos grupos se compran una camisa idéntica para todos, con colores chillones y dibujos de frutas, calaveras o coches antiguos, cualquier motivo vale siempre que tenga unos tonos estrepitosos. Como esas ropas que solo nos ponemos cuando estamos de viaje de vacaciones.

Al fin y al cabo entrar a este festival tiene algo de viaje, sobre todo un viaje a través de los sonidos, pero también a través de la comida, ya que hay puestos y food trucks con platos típicos de aquí y de allá, sin que puedan faltar los tacos o las arepas. Además de que suele haber otras actividades para que nos podamos trasladar con la imaginación hasta Latinoamérica. En ese sentido hay que destacar en 2025 la presencia en el corazón del recinto de un cuadrilátero para ver los combates de lucha libre mexicana. ¡Un show de lo más exitoso para hacer una parada yendo de un concierto a otro!


Y es que la programación es frenética y de lo más variada. Ángela y su hermana Laura se paran un momento a charlar con nosotros aunque tienen prisa. “Antes hemos flipado con Fangoria, lo vieja que es Alaska y cómo sabe montar el lío en el escenario. Y ahora después de comer algo nos vamos a por un buen sitio para gozarla con Kase.O. Nos encanta su rap. Es The Best”.
Esa es la filosofía del Vive, la mezcla y la fusión. No solo por los orígenes de los artistas, también por sus estilos. Conviven las apuestas rockeras con otras más melódicas, los clasicazos como Los Secretos con nombres a descubrir como Depresión Sonora o el mexicano José Madero. Aquí conviven estrellas como Coque Malla o Iván Ferreiro con desconocidos como Cala Vento. Así como se ve la garra de grupos del momento como Alcalá Norte para luego revisitar sonidos de hace años con Las Novias.

Tanta cantidad de conciertos y un recinto tan grande obliga a visitar en más de una ocasión las muchas barras de bar. Ahí recuperando fuerzas no es difícil entablar conversación con unos y con otros. Incluso con los camareros como los simpáticos Antonio y Rosa que nos confiesan que están aprendiendo mil maneras de nombrar a la cerveza: “Los de Ecuador me han pedido bielas y los mexicanos chelas, mientras que uno de Colombia la ha llamado pola y una chicas hondureñas me han pedido unas birrias”.
Nosotros, como hacen los argentinos, pedimos unas birras. Y tomando un par de ellas, el sábado conocimos a un grupo de chicas tan divertidas con reivindicativas que nos dijeron: “Oye, escribid que faltan mujeres en el cartel. Hemos visto a Zahara y María José Llergo, por cierto esa chica es una pasada por lo atrevida que es y las mezclas que hace. Pero me lío. Decid que faltan mujeres, que hay muy buenas músicas y aquí abundan los grupos de tíos. Para nuestro gusto, hay demasiado campo de nabos”. Escrito queda.

Algo más tarde y también con unas cervezas en la mano charlamos con Julián y su pareja, rockeros de toda la vida y con muchos festivales musicales a sus espaldas. “Nos ha gustado muchísimo La Estrella Azul. La verdad es que vimos la película del mismo nombre y nos encantó. ¿La habéis visto? No os la perdáis, es la que España tenía que haber llevado a los Oscars. Aunque no somos objetivos porque nosotros somos de la quinta de Mauricio Aznar, el músico que inspiró la peli y que canta nuestro lema”, y nos enseña un tatoo donde se lee Apuesta por el rock and roll. No se nos ocurre mejor apuesta, ni mejor invitación para que disfrutéis, bailéis, cantéis y bebáis en el próximo Vive Latino.
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