Japón es un destino donde, fuera de sus grandes urbes, la naturaleza esconde lugares increíbles y fotogénicos, entre ellos la popular Shirakawa-go. Como país montañoso, su geografía está marcada por los Alpes japoneses, una cordillera que divide en dos la isla, formada por las montañas Hida, Kisa y Akaishi.
En las regiones de Shirakawa y Gokayama, las montañas y los bosques ocupan más del 90% del territorio. Allí se encuentra “el pueblo del río blanco”, en referencia al Rio Shō: Shirakawa-go, una aldea declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995 junto con su vecina Gokayama.
Hay que advertir que este hecho, junto con la belleza del entorno y sus famosas casas tradicionales, han incluido esta aldea en uno de esos imprescindibles para todo viajero, lo que, inevitablemente, la han masificado.
Cuando nosotros la visitamos era imposible no sentirse un turista más de visita en un parque de atracciones. No obstante, si evitas las fechas y épocas más turísticas o madrugas un poco, puedes visitarla con más tranquilidad.
El elemento protagonista en Shirakawa-go son su casas de estilo gassho-zukuri, grandes casonas con tejados triangulares, a dos aguas, y puntiagudos, donde la paja sustituye a las tejas, preparando la estructura para soportar la abundante nieve del invierno.
Su nombre significa “en forma de manos rezando”, lo que hace clara referencia a su característico tejado. Pueden tener en torno a 180 m2 de planta y varios pisos hasta la buhardilla, donde tradicionalmente se criaban gusanos de seda.
Esta es una aldea histórica donde algunas de sus casa tienen más de 250 años y por supuesto muchas se pueden visitar. De hecho algunas de ellas son casas-museo.
Un buen inicio es subir al mirador de Shiroyama, al que puedes subir andando o en bus y donde tendrás una panorámica perfecta para avistar los lugares que quieres ver posteriormente, como si de un mapa 3D se tratase…
Después, dos opciones: pagar o no pagar, ahí está el dilema. Prácticamente todo lo visitable es de pago, aunque siempre puedes simplemente pasear por sus calles y observar la arquitectura de las casas, opción más económica.
Si optas por la primera opción, no te pierdas el santuario Shirakawa Hachimangu ni el museo al aire libre Gassho-zukuri Minkaen, formado por varias casas de estilo gassho-zukuri a las que puedes además acceder. Verás en su interior representaciones de la cultura y artesanía local.
Siguiendo con las casas tradicionales, las más visitadas son La Wada-ke o casa de la familia Wada, la Kanda-ke y la Nagase-ke, que era la casa del médico.
Muchas de las casas tradicionales son minshuku, alojamientos familiares, o ryokan, posadas tradicionales japonesas. Suelen ofrecer alojamiento además de cena y desayuno.
No son baratos pero incluyen la cena, así que tal vez para contemplar el pueblo de noche y con menos gente valga la pena. Calcula unos 9.000 ¥ por persona. Lo dije, no es barato.
También existe un hotel con baños termales que incluye packs, el Shirakawago no Yu, por si quieres darte el lujo… Te dejamos un enlace por si quieres mirar un poco más sobre la oferta de guesthouses.
Aunque tengas el Japan Rail Pass, para esta visita vale la pena el autobús, línea regular en varios horarios que te conecta en una hora aproximadamente con Kanazawa o con Takayama. La compañía Nohi bus hace este recorrido, en su web verás precios, horarios y alguna oferta incluso con alojamiento en Shirakawa-go.
También tienes un par de excursiones que salen desde dos ciudades distintas:
Aunque os hemos asustado un poco con la masificación, algo que se huele en cuanto llegas y ves un gran parking a la entrada del pueblo, siempre es posible evitar los peores momentos.
Cualquier época del año es buena para visitar este lugar, ya sea la primavera con los cerezos en flor, el invierno con la nieve o el otoño con los colores de las hojas caducas del bosque, pero te recomendamos ir entre semana y si es posible fuera de fechas tradicionalmente estivales.
Así que escoge bien la fecha y ve a disfrutar de las aldeas más bonitas de los Alpes japoneses.