Quebec es un trocito de Europa en América. Y no podríamos estar más de acuerdo: pasear por sus calles es casi como teletransportarse a un pueblito francés. ¡No te faltarán cosas que hacer en Quebec! Las calles empedradas del casco histórico, conocer el famoso Château Frontenac y unos alrededores con joyas naturales de primer nivel hacen de Quebec una ciudad muy interesante para los visitantes. Te proponemos 30 cosas que hacer en Quebec, la ciudad canadiense que más nos ha gustado.
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En este mapa hemos marcado las ubicaciones de todas las cosas que hacer en Quebec de las que hablamos a continuación. Así te será más fácil organizar tu visita a la ciudad 🙂
El edificio más característico de Quebec es un hotel. Dicho así parece raro, pero no es un hotel cualquiera, sino que su diseño está inspirado en la arquitectura de los castillos franceses. Empezó a funcionar en 1893, después de la compañía ferroviaria Canadian Pacific Railway lo encargara para promover el turismo de lujo en sus trenes.
Actualmente sigue siendo un hotel de lujo gestionado por la cadena Fairmont. Desde luego que alojarse en el histórico Chateau Frontenac es un buen capricho que darse en Quebec. Se dice que es el hotel más fotografiado del mundo y la verdad es que no nos extraña, ¡es precioso!
Desde este paseo a la orilla del río San Lorenzo se tienen las mejores vistas del Chateau Frontenac. Se construyó en 1879 bajo las órdenes de Lord Dufferin, el gobernador general de Canadá, de ahí el nombre de la plataforma. Conecta el castillo con la ciudadela de Quebec, donde se pueden ver las fortificaciones originales de la parte alta de la ciudad. Para añadirle valor histórico, tiene varios cañones rusos que fueron capturados por el ejército británico en la Guerra de Crimea.
En verano se convierte en el centro de la acción en Quebec. Suelen haber artistas callejeros e incluso se monta un mercadillo de libros. En invierno puedes probar una actividad muy divertida: tirarte en trineo por el tobogán que montan.
Esta pequeña basílica se encuentra en el corazón de la ciudad y es uno de los templos religiosos más bonitos que ver en Quebec.
No es una gran construcción, pero su altar dorado es precioso y bien merece una visita. Como curiosidad, es la iglesia más antigua en Canadá y Estados Unidos. Se construyó originalmente en 1647, pero ha sido destruida dos veces: durante el asedio de Quebec en 1759 y un desafortunado incendio en 1992. ¡No te la pierdas!
Pasear por el casco antiguo es algo imprescindible que hacer en Quebec. Comprende toda la zona que se encontraba dentro de las murallas. ¿Sabías que es la única ciudad fortificada en Estados Unidos y Canadá? Se divide en dos partes, la ciudad alta y baja.
Allí se concentran la mayoría de edificios de interés de la ciudad, además de tener un encanto especial gracias a sus calles empedradas y construcciones de piedra. Ese aire europeo se ha ganado la consideración del viejo Quebec como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Las principales calles comerciales son la rue Saint-Jean y la rue Saint-Louis, con muchas tiendas y restaurantes.
La ciudadela de Quebec es la construcción militar más antigua de Canadá. Allí se encuentra la residencia del gobernador del país, además de seguir sirviendo como una instalación militar, igual que en sus orígenes. Su construcción empezó en 1673 con el objetivo de proteger la ciudad.
Además de pasear por este recinto histórico, podrás ver varias exposiciones dedicadas a la historia militar de Canadá. Desde finales de junio hasta el primer fin de semana de septiembre te podrás trasladar a Londres con el cambio de guardia que hacen diariamente a las 10h. Al estar en una posición elevada, desde la ciudadela se tienen unas bonitas vistas de la ciudad. La entrada cuesta 18CAD (13€) e incluye un tour guiado.
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Una de las puertas principales de entrada a la parte fortificada de la ciudad es la Porte St. Louis. Es un lugar por donde seguro que pasas en tu visita a Quebec. Está perfectamente conservada y llama la atención cómo pasando de un lado a otro puede parecer que estás en ciudades distintas. No te la pierdas de noche, está preciosa iluminada.
Muy cerca de la Porte St. Louis está el Parlamento, uno de los edificios más majestuosos que ver en Quebec. Allí se reúne la Asamblea Nacional de Quebec y por ello la construcción hace guiños a algunas de las personas más importantes para el desarrollo dela provincia.
Por fuera es imponente, pero merece la pena entrar para descubrir la belleza del lugar y aprender algo más sobre la historia política de la región. Puedes visitar su interior con tours guiados gratuitos de unos 45 minutos. Se hacen de lunes a viernes de septiembre a junio y también los fines de semana durante el verano. Habitualmente se hacen en inglés y francés, pero también se pueden pedir en español con reserva previa.
Justo enfrente del Parlamento hay una fuente con una historia muy curiosa. La Fountaine de Tourny estaba originalmente en la ciudad francesa de Burdeos. Pero la administración decidió quitársela de encima en 1960 porque salía muy caro mantenerla. Años más tarde el propietario de unos grandes almacenes la compró, la hizo restaurar y la donó a la ciudad de Quebec para celebrar su 400 aniversario en 2007.
Ahora es una parada interesante que hacer en Quebec. Además de su valor artístico e histórico, está ubicada en un lugar precioso, con el Parlamento y las murallas de fondo.
Para tener una vista 360 grados de Quebec puedes subir a este mirador, a 220 metros de altura. Además de llevarte un bonito recuerdo de las vistas podrás aprender algo más sobre la historia de la ciudad gracias a diversas pantallas interactivas que muestran el antes y el después de diversos lugares de interés. La entrada cuesta 14,75CAD (11€).
La parte antigua de la ciudad está dividida en dos partes. No te pierdas la ciudad baja. Puedes bajar desde la plaza del Château Frontenac con un funicular por 4CAD (3€). La bajada no es nada del otro mundo, así que también puedes optar por llegar andando a través de unas escaleras históricas.
Las escaleras Casse-Cou (“cuello roto”) son las más antiguas de Quebec y se llaman así por su pendiente pronunciada.
En la ciudad baja están las calles más coquetas de Quebec. La Rue Cul-de-Sac es una parada imprescindible que hacer en Quebec para los amantes de la fotografía.
Es una preciosa callecita con casas de piedra a ambos lados, pero lo mejor es que el Chateau Frontenac se deja ver al fondo. También puedes comprar en las tiendecitas de souvenirs o admirar la histórica Maison Chevalier.
El corazón de Quebec fue, en sus orígenes, la bonita Place Royale. Allí Samuel de Champlain fundó la ciudad en 1608 después de montar un pequeño puesto comercial justamente en esta plaza. A un lado está Notre-Dame-des-Victoires, la iglesia de piedra más antigua de Norteamérica.
Al otro hay casitas tradicionales francesas: hechas de piedra, con grandes chimeneas y tejados de colores. Es una parada obligada que hacer en Quebec para trasladarse al pasado.
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Uno de los lugares más originales de Quebec es este enorme mural. Está pintado en una fachada sin ventanas del casco histórico y muestra diversas escenas y personajes históricos de la ciudad. Se acabó en 1999 y desde entonces es uno de los atractivos turísticos más originales que ver en Quebec.
Lo que empezó como un simple puerto comercial donde atracaban los buques europeos que llevaban suministros se ha acabado convirtiendo en una de las partes más encantadoras de la ciudad.
Dar un paseo por los muelles es algo muy recomendable que hacer en Quebec, sobre todo si hace buen tiempo. Tendrás unas bonitas vistas del río, el casco antiguo y las montañas que rodean la ciudad.
Justamente desde el puerto viejo salen los barcos que llevan hasta Lévis, la ciudad vecina. Desde el otro lado del río hay unas vistas preciosas de Quebec. La travesía es muy corta, dura apenas 5 minutos, pero se disfruta mucho. Sin ninguna duda, este viaje es una de las cosas más bonitas que hacer en Quebec.
Una vez en Lévis toca subir unas cuantas rampas y escaleras para llegar hasta La Terrasse de Lévis. Desde allí tendrás las mejores vistas de la silueta del Château Frontenac y toda la ciudad. Los ferries salen cada 30 minutos y el trayecto cuesta 3,25CAD (2€).
Este centro cultural tiene mil historia impregnadas en sus paredes. Es un edificio con 200 años de antigüedad que había servido como prisión. Ahora hay una biblioteca de la época victoriana con unos 25.000 libros. Además, podrás ver cómo era un laboratorio de química por aquel entonces y hacerte la idea de cómo era la vida en aquella cárcel.
Ten en cuenta que los lunes está cerrado. Si lo visitas durante el fin de semana durante todo el año puedes hacer una visita guiada por 14CAD (10€). Entre finales de junio y septiembre dan la oportunidad de tomar el té en un ambiente único, acompañado por camareros con trajes de época que te darán lecciones de etiqueta victoriana. Lo hacen cada domingo por 12CAD y se recomienda reservar.
Otra visita cultural sorprendente que hacer en Quebec es esta antigua iglesia reconvertida en biblioteca. El exterior corresponde a la primera iglesia de estilo gótico construida en la ciudad en 1848. Pero al entrar quedarás boquiabierto con la modernidad del espacio.
El mobiliario blanco y minimalista contrasta totalmente con la fachada de un edificio religioso que cayó en desuso en 1931. ¡Merece la pena una visita!
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Dedica un rato a aprender sobre el pasado de Quebec, el origen de las primeras naciones y las distintas civilizaciones. El museo de la civilización tiene exposiciones súper modernas, con pantallas interactivas. La entrada cuesta 15CAD (11€).
Esta isla fue una de las primeras zonas en ser colonizadas por los franceses. Así que se la suele llamar la cuna de la lengua francesa. Se accede a ella a través del puente de Beauport. Una vez allí, hay unas vistas impresionantes de las cascadas de Montmorency y pueblitos históricos muy tranquilos.
La mejor forma de reponer fuerzas para nosotros fueron los helados de Chocolats Favoris. Es una tienda donde venden bombones, fondues, tabletas y todo tipo de productos relacionados con el chocolate. Pero, sin duda, su especialidad son los helados recubiertos de chocolate.
Tienen un montón de coberturas distintas: chocolate blanco, negro, con avellanas, con sabor a tiramisú y muchas otras. Nuestra parada favorita que hacer en Quebec para una dosis de azúcar 😉
Sin ninguna duda, visitar estas cascadas es una de las cosas más impresionantes que hacer en Quebec. Nosotros fuimos sabiendo que tenían una caída más alta que las Cataratas del Niágara, pero tampoco esperábamos gran cosa. Al llegar allí nos quedamos alucinados con la fuerza del agua y, sobre todo, con los enormes bloques de hielo que había alrededor de la cascada pese a estar a finales de abril.
Lo mejor de la visita es que puedes ver la caída desde arriba gracias a un puente no apto para los que sufran de vértigo. Se puede llegar hasta allí desde el centro de Quebec con el autobús 800 por 3,50CAD (2€) por trayecto. También puedes reservar una excursión desde el centro de la ciudad.
Reserva tu excursión a las Cascadas de Montmorency
Esta impresionante basílica está a las afueras Quebec, pero siempre está muy concurrida. Se dice que muchas personas se han curado milagrosamente de enfermedades después de visitarla. Está dedicada a Santa Ana, la patrona de Quebec.
Una de las actividades más comunes que hacer en Quebec en los meses de verano es descubrir este maravilloso parque nacional. Nosotros fuimos en abril, aún quedaba bastante nieve en la ciudad y los árboles estaban pelados, así que nos quedamos con las ganas de pasar unos días explorando el parque.
Pero a partir de junio el paisaje cambia totalmente y debe estar precioso. Ideal para acampar y hacer caminatas.
Ninguna visita a Quebec está completa sin probar el plato por excelencia de la región. La poutine es un plato bien contundente: patatas fritas acompañadas de salsa de carne y trozos de queso por encima. Si eso te parece poco, le puedes añadir otros ingredientes como salchichas, bacon o carne picada.
Si buscas tranquilidad en medio de la naturaleza, tenemos un plan ideal que hacer en Quebec. Este parque tiene multitud de senderos sin apenas gente. Además de tener un ambiente excepcional, por el camino vas encontrando diversas casitas históricas.
Es una reserva india con poco más de 2000 habitantes que pertenecen a la nación de los hurones-wendat. Podrás conocer su forma de vida a través de tours guiados y una exposición con objetos culturales dentro de una casa tradicional.
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