En La SotoMayor Polanco, adentrarse en las Tardes de Cantina es como entrar en una máquina del tiempo que nos devuelve a la nostalgia de las cantinas clásicas mexicanas, pero con un aire fresco, que mezcla lo tradicional con un giro gastronómico contemporáneo y de alta calidad.
Desde la decoración, donde cada rincón respira México, hasta los aromas que emanan de la cocina, todo está diseñado para hacernos sentir en una reunión íntima entre amigos y familia, con el típico bullicio y calidez de aquellos lugares que marcaron la vida social del siglo XX.
Sin embargo, la experiencia aquí es diferente: esta vez, la comida y las bebidas son de otro nivel, cuidadas en cada detalle y presentadas con una intención clara de sorprender.
La comida en el “All you can eat” (todo lo que quieras del menú por $349) ofrece una travesía por lo mejor de la gastronomía tradicional, pero elevada. Las Quesadillas de flor con queso son una entrada simple y al mismo tiempo sublime, donde el delicado sabor de la flor de calabaza se mezcla con el queso fundido en una perfecta unión de texturas. Los sopecitos y las salsas se maridan muy bien.
Las Cazuelas de Chorizos a la Sidra combinan lo crujiente y lo jugoso en bocados que explotan con un toque ácido y aromático.
El Fideo seco con salsa de pasilla viene enriquecido con queso, crema y aguacate, como un abrazo de hogar en cada tenedor.
Para continuar, el Caldo de frijol con hoja santa es casi un ritual en sí mismo, con sus ingredientes tradicionales —tortilla frita, pasilla, chicharrón y crema— flotando en una base reconfortante y profunda en sabor.
La oferta de platos fuertes es igual de impresionante. La Oreja de Elefante, una milanesa de ribeye gigantesca, es un plato que invita a compartir y reír. Un imperdible en La SotoMayor Polanco.
El Taco Villamelón destaca el sabor del ribeye junto a la cebolla cambray, el chorizo y el crujiente del chicharrón, con un toque de salsa que une todos los sabores en un balance perfecto.
La Cecina —en sus versiones enchilada y natural— ofrece un sabor auténtico y sin pretensiones.
No podíamos irnos sin probar su RibEye a la parrilla, se acompaña con papas y es ideal para compartir.
Y para los amantes del postre, el Flan de caramelo con muégano y el flan de café son joyas cremosas y aterciopeladas, seguidos por el panqué de elote con rompope que cierra la comida con un guiño dulce y mexicano.
Las bebidas elevan la experiencia a un nivel superior. El Cantarito Vampiro es vibrante y fresco, con el Tequila mezclado con una sangrita especial, limón y un toque de albahaca.
La Margarita de temporada se siente fresca y equilibrada, mientras que el Colombo —con gin, frutos rojos y romero— destaca por su frescura y complejidad.
La Monarca, un cóctel con gin, maracuyá y cítricos, es puro verano en un vaso. Para finalizar, el Carajillo clásico es el toque perfecto de energía y dulzura.
En La SotoMayor Polanco, cada plato y cada bebida son una celebración que rinde tributo a la cocina mexicana, a su historia y a sus sabores inconfundibles. Con el eco de un dominguero juego de dominó y la alegría de una tarde entre seres queridos, el restaurante ofrece no solo comida, sino una experiencia que, aunque moderna, nos lleva de vuelta a la esencia de compartir.
Dónde: Anatole France 70, Polanco, Polanco III Secc, Miguel Hidalgo, 11550 Ciudad de México, CDMX.
Precio: $$
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